La Ley de Cambio Climático abre nuevas oportunidades al sector energético que Asturias debe aprovechar.

En un país que la propiedad pública apenas genera el 5% de la energía eléctrica, desde el SOMA-FITAG-UGT reivindicamos la necesidad de una empresa pública energética que ayude a contener los excesos del mercado, y apostamos por HUNOSA para ello.

La Ley de Cambio Climático viene a confirmar el compromiso irreversible de la UE con la transición energética. Este proyecto de ley, entre otras cuestiones, aborda la necesidad de una desinversión estatal en todos aquellos activos en empresas o entidades que incluyan la extracción, refinado o procesado de productos energéticos de origen fósil, por lo que resulta evidente que, en Asturias, ante esta situación que ya nos están apuntando, debemos aprovechar el Acuerdo sobre el Plan de Empresa HUNOSA 2019-2027, donde hicimos una apuesta clara para que HUNOSA, como empresa pública, estuviese a la vanguardia en la imparable transición energética.

En principio, hay un plazo de 2 años desde que se apruebe la Ley, para empezar a preparar el escenario de desinversión. No obstante, no hay tiempo que perder, y debemos buscar nuestra soberanía energética, y reducir la dependencia del exterior, al igual que lo hacen los países de nuestro entorno, mediante una empresa energética pública, que ayude a contener los excesos del mercado, con ejemplos tales como Électricité de France, Energías de Portugal o elEnte nazionale per l’energia elettrica en Italia, por lo que no tenemos que tener ningún complejo de utilizar la herramienta que ya está creada, y que no es otra que HUNOSA.

Así mismo, en un momento donde las empresas de todo tipo reclaman liquidez al Estado, sería buen momento para abrir el debate sobre nacionalizar y tomar el control público accionarial de empresas de sectores estratégicos, como es el caso del sector energético; íntimamente ligado al carácter esencial de la industria.

Desde el SOMA-FITAG-UGT siempre hemos defendido la necesidad de un Pacto de Estado por la Energía, de medio y largo plazo, que dote de estabilidad, credibilidad, y sensatez al sistema, y que sirva de palanca para la productividad, la competitividad y la generación real de puestos de trabajo.

Un Pacto de Estado por la Energía que nos permita hablar con rigor y seriedad, de un input básico en la economía de un país, como es la energía, por su transversalidad, y por su repercusión en la vida de los ciudadanos, sin falta de introducir ni eufemismos ni modernismos. Hace falta coraje político, y diseñar, de una vez por todas dicho Pacto de Estado por la Energía que debe ser valiente, que debe ir unido a un marco regulatorio estable, y que nos permita ser verdaderamente pioneros, abordando la aparición, o modernización de nuevas formas de generación eléctrica.

Pensamos que, al mismo tiempo que se desarrolle la Ley Cambio Climático, debe modificarse la Ley que regula el sector eléctrico y desarrollar normativa que contemple la nueva realidad de la generación y consumo en este país. No podemos dejar pasar más tiempo sin poner encima de la mesa las reglas del juego para el Almacenamiento Energético, o la posibilidad de regular y poner en valor la capacidad de acceso de evacuación de los nudos de la red afectados por los posibles cierres de las CC.TT., primando su permanencia en el territorio; o decidir el otorgamiento de una nueva concesión para el uso privativo de las aguas a nuevas iniciativas y proyectos en el área geográfica donde se encuentra la instalación que cierra

En la actual situación de incertidumbre que vivimos, la estrategia no debe ser lamerse las heridas o instalarse en la queja continua. Es necesario ser proactivos en la búsqueda del equilibrio entre Economía, Industria y Medioambiente, y, para ello, debemos ser conscientes de la oportunidad que se nos presenta con la Estrategia de Transición Justa y los Convenios de Transición; que complementan la Ley Cambio Climático y, sobre todo, con la necesidad de aprovechamiento efectivo del Fondo de Transición Justa, que, para nosotros, sin ninguna duda, es el futuro industrial de Asturias. Aprovechar estas herramientas en combinación con la Ley, y lograr un Pacto de Estado por la Energía, que se apoye en una empresa pública energética es fundamental, lo mismo que resulta fundamental atender e impulsar los sectores estratégicos industriales que deben ser el futuro de Asturias.