Sol abrasador en una jornada marcada por el recuerdo de los compañeros encerrados en los pozos

La quinta etapa finaliza en León, a más de 40 grados, cantando Santa Bárbara Bendita ante el edificio de la Diputación

37,5 kilómetros bajo un sol de justicia. La Marcha del Carbón se ha topado hoy de lleno con el que, probablemente, será su mayor enemigo en las jornadas que le restan para llegar a Madrid. Ni una nube en el cielo y temperaturas que superaron los 40 grados aunque no consiguieron frenar el ritmo de los mineros. Sol sobre sus frentes pero, en sus pensamientos, los compañeros que, encerrados en los pozos, llevan semanas sin ver la luz del día.

Unidos y en fila de a dos han caminado asturianos y leoneses, haciendo que la Marcha del Carbón fuera hoy más extensa que nunca. A los trabajadores de Asturias y León, que ayer confluían entre los aplausos de todo un pueblo en La Robla, se han sumado también un grupo de seis mineros palentinos que llegaron unas horas después.

La Robla y toda la comarca minera de Ciñera-Matallana volvió a poner de su parte hasta lo imposible para que los mineros se sintieran como en casa. Un grupo de mujeres de la zona se encargó de servir el desayuno, al igual que había hecho con la comida del día anterior en la primera jornada en que la Marcha ha dormido fuera de casa, en esta ocasión en un polideportivo. Viandas ofrecidas con el apoyo de los particulares, hosteleros, comerciantes y las juntas vecinales que los caminantes agradecieron con un gran aplauso. ‘Se merecen estas atenciones y muchas más’, explicaba Ruth Alonso, una de las voluntarias. Y aclaraba: ‘La gente ha traído todo lo necesario, han cocinado en casa, nos han aportado productos de sus tiendas, han dado dinero… y nosotras queríamos hacerlo trabajando’.

Todo suma, el grito de ‘¡Yo estuve en el 62!’, puño en alto, de un hombre que cruza en bicicleta; los aplausos de la gente que sale de sus casas al paso de los mineros, el grupo de moteros que adelanta la Marcha portando una bandera de Asturias y otra de León… o los hosteleros que, como el de La Perdiz Comidas, sacan a la puerta bebidas y helados para que la entrada en León sea más llevadera.

La parada de la jornada para comer fue hoy bajo los árboles del parque del pueblo de Lorenzana, momento para recuperar fuerzas con un bocadillo, tumbarse a la sombra y cuidar un poco esos pies que ya empiezan a estar castigados por los kilómetros y el calor. Los voluntarios de Cruz Roja que acompañan a la Marcha habían realizado, hasta ese momento, 47 atenciones. ‘Lo que nos encontramos son ampollas en los pies que desinfectamos y tapamos para que puedan continuar el trayecto’, explicaba uno de los enfermeros.

Y a la entrada de León, los termómetros marcaban 43 grados. Una vez en el centro, tras un recorrido por las calles más largo de lo previsto, al parecer porque las autoridades municipales no permitieron otro trayecto más directo, la Marcha Minera vivió el momento más emotivo de la jornada, el encuentro con los compañeros encerrados en la Diputación de León. Las notas de Santa Bárbara Bendita les sirvieron de homenaje, pero sobre todo ayudaron a recordar a los compañeros que apoyan la lucha por la defensa del sector desde los encierros de los Pozos Candín, Santiago y Santa Cruz del Sil, estos últimos en León. Dani Robledo, del Pozu Carrio, se expresaba así: ‘Desde Asturias traemos en la mente a la gente que lleva ya un mes a 600 metros bajo tierra, solidarizándonos también, por supuesto, con la acción de estos compañeros que están en la Diputación y con los encerrados en el Ayuntamiento de Cangas’.

A última hora de la tarde, Cruz Roja había terminado las vendas en el pequeño operativo de apoyo instalado junto al pabellón deportivo en el que los mineros pasarán hoy la noche y donde practicó curas y aplicó masajes para mejorar el descanso de los pies.

Mañana, las camisetas verdes del SOMA-FITAG-UGT, junto con el resto de la Marcha del Carbón seguirán su camino, luchando, paso a paso, por el futuro del carbón.