Los territorios mineros unen fuerza en torno a la Marcha del Carbón para reclamar al Gobierno que cumpla lo pactado

Los mineros completan ante el Ministerio de Industria y acompañados por una multitud los 470 kilómetros recorridos en los últimos 20 días

La Marcha del Carbón sintió muy de cerca el calor de las gentes de los territorios mineros, desplazadas en bloque a Madrid para acompañar a los caminantes en los últimos kilómetros del recorrido hasta el Ministerio de Industria. Cientos de autobuses llegaron de toda España, principalmente de las comarcas carboníferas de Asturias, Castilla y León y Aragón para participar en la manifestación en defensa del futuro de los territorios mineros.

Las cinco columnas de la Marcha del Carbón recorrieron en su vigésimo etapa sus últimos tres kilómetros arropadas por miles de personas. Los manifestantes caminaron tras una pancarta bajo el lema ‘Por el futuro del carbón autóctono y la reactivación de las comarcas mineras’. Portando la pancarta tras los mineros, los principales líderes sindicales, entre ellos el secretario general del SOMA-FITAG-UGT, José Ángel Fernández Villa. Y detrás, toda una multitud que prolongaba la marcha por unos tres kilómetros, casi la totalidad del recorrido.

Las alusiones al Ministro y su cerrazón fueron constantes, incluso más de uno enarbolaba plátanos de Canarias en alusión a la procedencia del señor Soria, mientras que en una pancarta se leía ‘Carbón sí, plátanos no’. Desde las columnas de mineros, seguían los gritos de ‘Si esto no se arregla, guerra, guerra, guerra’ y ‘Esto nos pasa, por un gobierno facha’, entre otros, lanzados desde la Marcha durante todas las etapas. Desde el público, gritos erigiendo a los mineros en ejemplo de la lucha obrera y muchas muestras de cariño.

Cansancio acumulado por los kilómetros recorridos desde el pasado 22 de junio entre los caminantes de la Marcha. Un agotamiento físico que ni notaban en su avance por la Castellana a causa de la adrenalina y la emoción generada por el impresionante recibimiento de Madrid de la noche anterior y por la gran afluencia de personas que los acompañaron en el trayecto hasta el Ministerio de Industria.

En sus mentes seguía presente la respuesta de la ciudad a la Marcha nocturna. ‘Es impresionante y muy positivo cómo nos recibieron en Madrid, una comunidad gobernada por el PP, se ve que la gente está muy descontenta y que se da cuenta de que los recortes nos afectan a todos; y hoy ha sido igual, con la Castellana tomada, eso sí, con una fuerte presencia policial’, explicaba Antonio Tamargo, del pozo María Luisa.

Ante el éxito de convocatoria, una conclusión compartida por muchos de los mineros: ‘Es imposible que el Gobierno haga oídos sordos a esto’. Y cometarios como los de Fernando Campomanes, que también ha caminado desde Asturias: ‘Ante esto a Soria no le queda otra que negociar de una vez, pero de vedad, manteniendo un diálogo entre dos partes y no un monólogo como hizo hasta ahora’.

Más de dos horas y media tardaron los mineros en llegar ante el Ministerio. Y allí, los líderes sindicales criticaron la postura del Gobierno ante el futuro de las comarcas mineras. También tuvieron palabras de recuerdo para los que resisten desde los encierros. Cándido Méndez, secretario general de UGT, calificó a los mineros como ‘un símbolo’ y a Rajoy de ‘cobarde’, porque ‘no es valiente y se escuda con Bruselas para realizar recortes’. Y añadió: ‘¿cómo puede ser que haya dinero para Bankia y no para devolver el futuro a los mineros y sus comarcas?’.

20 días. 470 kilómetros. Y el entendimiento y respaldo de tantas y tantas gentes, paso a paso, kilómetro a kilómetro, a la lucha de los mineros que lograron llegar a las puertas del Ministerio de Industria para reivindicar, en su nombre, en el de los compañeros que desde Asturias participan en otras acciones, como los encerrados en los pozos, y en el de todo un territorio, que el señor Soria cumpla lo firmado en el Plan del carbón 2006-2012.

Orgullo y agradecimiento de la Marcha del Carbón por haber podido concluir las etapas de esta lucha en la que no han estado solos. Y la esperanza de que el Gobierno escuche y cumpla.